“Yo, dragón” La trilogía de fantasía medieval de Juan Giménez

Juan Giménez es un reconocido dibujante y guionista de cómics argentino afincado en España. Se inició como ilustrador de cómics a los 16 años en importantes revistas de su país como Frontera, Misterix y Hora Cero. Pero a principios de los 60 abandona el medio para consagrarse en el mundo de la publicidad. En la década de los 70 regresó al noveno arte con historias cortas para Skorpio y más tarde colaborando con el cómic bélico As de Pique.

A principio de los 80 se instaló en nuestro país colaborando con las revistas de Toutain y Comix Internacional. De esa época son obras como Basura, con guión de Carlos Trillo, o Lem-Dart y Leo Roa, con guiones propios. En los 90 los empezó con una de sus mejores obras, Cuarto Poder, publicada primero en Francia y, también, comenzó su colaboración con Alejandro Jodorowsky en la que sería una de sus obras más destacadas: los ocho primeros tomos de la saga de Los Metabarones.

Tal como afirman Ricardo Aguilera y Lorenzo Díaz en su Gente de comic: De Flash Gordon a Torpedo, Juan Giménez ha reflejado su pasión por la tecnología en todas sus obras, consiguiendo «transmitir alma y vida propia a todas sus ensoñaciones metálicas». De hecho, la mayor parte de su obra gira alrededor de la ciencia ficción, sus historias y sus dibujos están impregnados de la esencia del género sci-fi, pero algunas excepciones de lo más emocionantes e interesantes.

Yo, Dragón es una de estas pocas excepciones.

“Yo, Dragón. El Fin de la Génesis”. El inicio de la trilogía

Juan Giménez nos sorprendió a todos hace cinco años con Yo, Dragón. El Fin de la Génesis. Acostumbrados a identificar su trabajo con la ciencia ficción, de repente nos encontramos con que cambiaba astronaves por castillos, armas de plasma por espadas y alienígenas por dragones. En definitiva, Yo, Dragón es una de sus escasas incursiones en el mundo de la fantasía medieval, pero sin desviarse ni un ápice de su estilo particular que lo ha hecho grande.

Yo, Dragón. El Fin de la Génesis, el primer volumen de la trilogía, fue publicado originalmente en Francia gracias a Dargaud-Lombard, y nos llegó en castellano en abril de 2011 de la mano de Norma Editorial. Es una historia de fantasía en un imaginario año 1280, con caballeros de poderosas armaduras, castillos sitiados, secretos escondidos, intrigas palaciegas a lo Juegos de Tronos y ese aire de decadencia, decrepitud y suciedad que suele acompañar a los universos en los que Giménez ambienta sus trabajos. Y con dragones, claro.

El castillo de Rosentall, feudo de la familia real, vive sus horas más sombrías. Made Trofen,  la líder que lo encabeza es la descendiente bastarda de un linaje real perdido, y ha vuelto para recuperar su trono. Una larga y cruenta lucha por el poder está a punto de comenzar. Mientras tanto, dentro del castillo, Valka, una extraña mujer miembro de unos feriantes, da a luz a su primer hijo. Monseñor Fabián se muestra especialmente trastornado desde que se descubrió un cadáver con un misterioso medallón en los subterráneos del castillo. Y no muy lejos, el volcán vecino de Ferona entra en erupción. La leyenda cuenta que allí habita la temible dragona Madragón…

“Yo, Dragón. El Libro de Hierro”. La saga continúa

Yo, Dragón. El Fin de la Génesis es una historia que queda inconclusa, con numerosos interrogantes planteados y la relación entre los distintos hilos argumentales de la historia dispuesta sobre el lienzo. Tuvimos que esperar dos años para saber cómo continuaba la saga.

En 2013 Norma Editorial nos traía la segunda parte de la trilogía Yo, Dragón. Y la espera había valido la pena. Leyendo la primera parte de la saga habíamos pasado las páginas sin el menor asomo de crítica al dibujo o a la historia, disfrutando del estilo singular de Juan Giménez, de sus colores acuarelados inimitables, elogiando su inmersión en un género que no le era familiar, su habilidad para crear personajes atormentados pero humanos, con valores pero también con oscuros secretos que se insinuaban y no se desvelaban. ¡Pero necesitábamos más!

En Yo, Dragón. El Libro de Hierro, tras la muerte del rey Belmonth, señor del castillo de Rosentall, a manos de Jorkin, las cosas se complican. El asedio al castillo de Made Trofen continúa sin tregua, mientras un terrible secreto se oculta en sus mazmorras. Se trata del Libro de Hierro, un artefacto con poder sobre la vida y la muerte que podría contener la clave de cuanto está ocurriendo.

“Yo, Dragón. La Vida Eterna” El fin de la trilogía

Y finalmente, hace unos días se publicó la tercera parte de la saga con el título de Yo, Dragón. La Vida Eterna, concluyendo así la gran epopeya medieval de Juan Giménez.

Nuevamente edita Norma Editorial y vale decir que, a diferencia de nuestros vecinos franceses, hemos tenido suerte. En Francia, los dos primeros tomos fueron publicados por la editorial Le Lombard, pero debido a una disputa con la editorial, Juan Giménez abandonó ese sello y la serie quedó inconclusa tras el segundo tomo. Finalmente, en el 2015 Glenat consiguió los derechos para publicar la última parte de la trilogía. Pero no lo hizo como un tomo independiente, si no que hizo una edición integral de los tres libros, con el sobrecoste que representó para los fans.

En Yo, Dragón. La Vida Eterna la venganza de Made Trofen está cada vez más cerca. Después de que el príncipe Jorkin desvelara a sus enemigos la entrada secreta al castillo de Rosentall, las tropas de Made se disponen a atacar por sorpresa. Entretanto, en el interior del castillo, se devela un secreto relacionado con la transformación de Valka que Mandragón, la dragona, había guardado con mucho recelo.

Resumiendo, una trilogía de fantasía medieval que no os podéis perder.